Existen obras musicales que adquieren un carácter que supera con mucho su propio significado artístico. Con frecuencia sucede por razones que mezclan la política con el folclore o con un estilo peculiar que se asocia a un país. Ocurre, por ejemplo, con algunas de las Marchas de Pompa y Circunstancia de Elgar, que son percibidas casi como himnos no oficiales de Reino Unido. Y son ciertamente tan o más solemnes que el propio himno.
Pasa también con esta obra que hoy les propongo: Huapango, de José Pablo Moncayo. Este último fue un compositor muy célebre en México, y su temprana muerte (tenía 45 años) le privó sin duda de lo que podía haber sido una carrera de calado. Con todo, tuvo tiempo de saborear las mieles del éxito. Moncayo estudió con Aaron Copland y creo que no es difícil hallar influencias del estadounidense en esta obra, escrita cuando solo tenía 29 años. Ese manejo de temas propios de la región de Veracruz, en especial de un baile típico que se llama justamente huapango y que consiste en un complejo zapateado, da un carácter muy definido a la pieza, que suena tan mexicana que sucede con ella respecto del himno de su país algo muy parecido a lo que pasa con las Marchas de Elgar y el God save the Queen.
Les dejo la obra en la versión dirigida por Alondra de la Parra, una intérprete mexicana nacida en Nueva York a la que tuve ocasión de entrevistar en enero del pasado año, cuando estuvo en Bilbao para dirigir a la BOS. Estupenda directora y gran conversadora, por cierto. Aquí tienen su interpretación. Disfruten.