Hace unos cuantos años, esta obra estuvo de moda. Muy de moda. No solo es que sonara en todas las bodas (desplazando a otros clásicos de estas ceremonias, como Bach, Brahms y algunos otros), sino que fue objeto de algunos arreglos y de versiones varias, para casi cualquier instrumento y plantilla instrumental. El Canon, que de esta obra se trata, es la pieza más conocida de Pachelbel, casi diría que la única conocida por muchos aficionados. Y eso que su autor forma parte de la generación anterior a la de Bach, Vivaldi, Albinoni, Marcello y otros con la que concluye el barroco. Para el tiempo de Pachelbel, las orquestaciones y juegos instrumentales tienen ya una notable sofisticación que preludia lo que se podrá escuchar apenas unos años más tarde.
Como saben, en música un canon es una pieza en la que una voz interpreta una melodía y compases después otras voces la repiten, creando con ello un juego de ecos. Hay unos cuantos ejemplos de canon soberbios, pero ninguno tan conocido como este. Les dejo con este paseo por el barroco, antes de que entremos en la Navidad con todas sus consecuencias. Incluso musicales.