A lo largo de la Historia de la Música hay un buen puñado de obras que están numeradas en el orden inverso al de su composición, generando con ello una cierta confusión entre los aficionados. Sucede con las romanzas para violín de Beethoven. La que se conoce con el número 2 fue compuesta en realidad antes que la número 1, pero se publicó con posterioridad, de ahí el orden que se les adjudicó.
Al margen de esa curiosidad, estas dos piezas son obras menores del compositor de Bonn; tanto es así que suelen incluirse en los conciertos como partituras para completar un programa, y a veces los artistas las reservan para los bises (aunque su duración es algo superior a la habitual en estos casos). Se trata de dos obras sencillas en todos los sentidos, pero que dejan a su alrededor un aroma inequívocamente beethoviano. De ahí su encanto, por más que sean piezas que no tienen el carácter heroico de otras de su autor. Para hacernos una idea, esta Romanza Nº 2 que hoy les propongo es más o menos de la época de la composición de su Sinfonía Nº 1. En definitiva, no estamos ante el mejor Beethoven. Pero incluso una de sus obras que no está entre las mejores es muy superior a cualquier otra de algunos compositores de su tiempo. Disfruten.