En la madrugada del 11 al 12 de octubre de 1984, el IRA hizo explotar una bomba colocada casi un mes antes en una habitación del Grand Hotel de Brighton. En ese momento, varias plantas del establecimiento estaban ocupadas por miembros del Partido Conservador, que celebraba allí su congreso anual. La primera ministra, Margaret Thatcher, se encontraba dando unos retoques al discurso que debía pronunciar a primera hora de la mañana. Su suite resultó dañada por la explosión, pero ni a ella ni a su esposo les sucedió nada. Cinco personas murieron: todos ellos eran dirigentes del partido o cónyuges de los mismos. El autor del atentado fue Patrick Magee, condenado más tarde por esos hechos.
Hasta aquí, los datos corroborados sobre un atentado que aún no ha sido aclarado en todos sus términos. Sobre esa historia, Jonathan Lee ha escrito una novela que gira en torno a tres personajes centrales: un miembro del IRA que ayuda a Magee a colocar la bomba; el subdirector del hotel –que confía en que una buena gestión del mismo durante el congreso le supondrá un ascenso–; y la hija de este, una joven de 18 años que se gana unas libras como recepcionista y duda sobre si debe ir o no a la Universidad.
Lee narra la entrada del joven en el grupo terrorista, la aburrida vida del subdirector –que ha tenido que criar a su hija él solo después de que su esposa lo dejara plantado– y la iniciación de la joven a la vida en general, y al sexo en particular. Alrededor de todos ellos hay secundarios que a veces son incluso más interesantes, como la madre del miembro del IRA o la responsable del mantenimiento del hotel. Los relatos van avanzando cada uno por su lado hasta desembocar en la dramática escena de la explosión. Un estupendo relato que además ayuda a comprender una etapa histórica que empieza a parecer lejana.
(Publicado en elcorreo.com)