Soberbio, tímido, provocador, consiguió gracias al trabajo de décadas que su personaje estuviera a la altura -incluso por encima- del escritor. Sus desplantes, su imagen de bohemio decimonónico con su melena y su bufanda blancas, su atrevimiento a la hora de publicar una foto con un desnudo frontal para ilustrar un relato de verano, no tienen parangón entre sus colegas. Protagonizó también algunas polémicas notables. Pero tengo dudas sobre si será un autor vigente dentro de una o dos décadas.