Siempre que se habla de compositores inseguros que han reescrito una y otra vez sus obras se cita el caso de Bruckner, que dejó tantas versiones de algunas de sus sinfonías que su catálogo tiene no poco de galimatías. En el ámbito de la ópera hay una obra que también tuvo un sinuoso proceso creativo. Me refiero a Madame Butterfly, de Puccini. Esta obra, una de las más famosas de su autor y del repertorio lírico en su conjunto, tuvo nada menos que cinco versiones, con cambios relativamente importantes en algunas de ellas.
La historia ya la conocen: la pieza, que entre otras fuentes literarias parte de una novela de Pierre Loti, cuenta la historia de amor entre un oficial de la marina estadounidense y una adolescente japonesa. El final es el previsible y más en una ópera verista: alguien debe morir y hay un personaje que tiene todas las papeletas desde que aparece en escena.
Puccini era un extraordinario compositor que destacó sobre todo en la melodía. En esta aria, la más célebre de toda la ópera, demostró su talento. Disfruten de esta bellísima pieza, Un bel dì vedremo, en la voz de Angela Gheorghiu.