
A Proust le llegó el olor de una magdalena y empezó a recordar su pasado, el “tiempo perdido”. A Toru Watanabe, el protagonista de “Tokio blues”, le sucede algo similar cuando llega al aeropuerto de Hamburgo y oye una dudosa versión orquestal de “Norwegian Wood”, la canción de los Beatles. En ese momento se acuerda de los amigos y amantes que perdió, Kizuki, Naoko, Midori y Reiko.
“Tokio Blues” hizo posible uno de esos pequeños milagros que vez en cuando se producen en la literatura: el de la aparición de un libro de calidad, hecho con el corazón y la cabeza, que llega a millones de lectores de todo el mundo. La novela del japonés Haruki Murakami se tradujo aquí 18 años después de su publicación original, en 1987, y gustó. Vaya que si gustó.
Ahora Tusquets vuelve a sacar 30.000 ejemplares de estaQuerisdo amor. La posterior ruptura y el enamoramiento entre Toru y Midori, un chica alegre y expansiva, continúan el argumento de esta novela de línea clara, muy efectiva en la comunicación de emociones, que se ha visto como una crítica a los comportamientos de la década de los 60.