Cerramos el ciclo de música navideña con este vals escrito por Émile Waldteufel, que es algo así como un Strauss francés, pese a su apellido, que en realidad no era ese. El compositor se apellidaba Lévy y, como puede suponerse con facilidad, era de origen judío. Su fama como autor de piezas breves, bailables y ligeras como el champán llegó cuando ya estaba en la madurez y seguramente no esperaba nada más que poder vivir con tranquilidad de la música, como había hecho su padre. El progenitor de Waldteufel tenía una orquesta con la que consiguió una cierta celebridad de la que sin embargo no se beneficiaron inicialmente ni Émile ni su hermano Louis.
Émile fue pianista de la corte francesa, pero fue en otra corte, la inglesa, donde logró la popularidad. Sucedió durante un concierto para el futuro rey Eduardo VII en el que Waldteufel interpretó uno de sus valses, de extraño título para aquellas latitudes: Manolo. A partir de ahí, su fama se extendió con rapidez, de manera que cuando compuso este brillante vals ya era muy conocido en París, donde pasó casi toda su vida. En el Concierto de Año Nuevo en Viena escucharán ustedes un vals de Waldteufel a partir de España de Chabrier. Yo he elegido la obra más célebre para proponérsela en este último día del año.
Disfruten con estos patinadores. Y feliz 2016.