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César Coca

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Ningún fin de semana sin música: 'The lark ascending' de Vaughan Williams

Empecé a interesarme por The lark ascending leyendo un libro. Puede parecer extraño pero fue así. Del libro ya he hablado en este blog en otras ocasiones, porque me parece una de las mejores historias de amor y desamor publicadas en las décadas. Me refiero a Una música constante de Vikram Seth. El protagonista es el violín segundo de un cuarteto de cuerda y durante unas cuantas páginas habla con sus compañeros de esta obra. Hasta ese momento, las únicas partituras de Ralph Vaughan Williams que yo escuchaba con una cierta frecuencia eran su Fantasía sobre Greensleeves, la Fantasía sobre un tema de Thomas Tallis y algunos fragmentos de su ópera The Pilgrim’s Progress. Poco más.

The lark ascending (El ascenso de la alondra) es una pieza para violín y orquesta inspirada en el poema del mismo título de George Meredith. Fue compuesta en 1914 y parece que a su autor se le ocurrió mientras veía el movimiento de material bélico al inicio de la Primera Guerra Mundial. Se dice -no estoy seguro de que no sea una de esas leyendas que adornan toda biografía que se precie- que hubo quien vio mensajes ocultos en la música y que Vaughan Williams vivió algún episodio molesto por ello.

Dejemos eso a un lado. Vaughan Williams es uno de esos compositores que se califican de típicamente británicos, junto a Elgar, Delius, Holst y algún otro. Durante bastante tiempo se dedicó a recopilar melodías populares y no es difícil hallar el rastro de la influencia de esa música en su obra. Les dejo una versión de esas que algunos llaman muy idiomática: la de la violinista escocesa Nicola Benedetti. Disfruten.