Hay un día del libro, pero todos los días del año deberíamos leer al menos unas líneas de alguno.
Hay un día del libro, pero deberíamos festejar cada aniversario de aquellas lecturas que cambiaron nuestra vida.
Hay un día del libro, y sin embargo sería injusto que los 364 restantes ignoráramos el esfuerzo que supone escribir un solo volumen, por flojo que sea, por equivocado que esté o por insulso que sea lo que cuenta.
Hay un día del libro y no conviene dejar pasar la oportunidad de hablar de libros, de incorporarlos a nuestras conversaciones cotidianas; al fin y al cabo, algunos de los personajes nos son tan entrañables que resultan como de la familia.
Hay un día del libro y es el día de cada uno de nosotros, porque todos los libros han sido escritos para ti, lector, y para mí.