Entre los compositores que salieron de Rusia tras la Revolución, destaca Rachmaninov. Stravinski ya se había ido antes y no volvió nunca. De entre quienes se quedaron, sobresalen los nombres de Shostakovich, Prokofiev y Khachaturian. Todos ellos son verdaderos gigantes cuya sombra ocultó el trabajo de un puñado de autores de gran calidad pero un peldaño por debajo de aquellos. Músicos que, sin embargo, bien merecen que los aficionados conozcan siquiera algo de su obra.
Uno de ellos es Nikolai Medtner. Algo más joven que Rachamninov y Scriabin, Medtner era un gran pianista y su catálogo está dedicado exclusivamente a su instrumento. Es autor de tres conciertos de enorme dificultad técnica (es muy raro escucharlos en directo) y de un puñado de sonatas que desgraciadamente son casi todas ellas verdaderas rarezas.
Medtner dejó Rusia en 1920 y gracias al apoyo de Rachmaninov hizo algunas giras de conciertos. Pasó penalidades y en los últimos años de vida contó con la ayuda de un mecenas asiático, el marajá de Mysore, que creó una fundación para conservar su obra. Esta sonata Nº 10 Reminiscenza está compuesta justo en el momento de la salida de Rusia. El compositor intuía que la marcha era definitiva (y efectivamente, salvo una estancia mínima poco después, no volvió a pisar su país) y quizá de ahí esa melancolía por lo que se va a perder para siemper. Una obra muy hermosa.
Disfruten.