
Les cuento. Ha vuelto a surgir otra polémica estético-ideológica a propósito del asunto del libro de fotos editado por la Junta de Extremadura, con imágenes como la que ilustra este comentario. No voy a entrar aquí en si eso es ofensivo o no para los católicos. Mi hartazgo viene por otro asunto.
Esta mañana, en una tertulia radiofónica, un participante en el coloquio ha reiterado que no se pueden poner límites al arte. ¿Arte? ¿Qué arte? Estas fotos son tan artísticas como las del anuncio de Dolce & Gabanna. Me niego a aceptar que arte sea cualquier cosa, a menos que los demás acepten que este post es también arte. ¿Está el tertuliano dispuesto a eso? Seguro que no, porque yo tampoco creo que estos párrafos tengan nada de arte.
Estoy convencido de que aceptar que todo puede ser arte es justo matar al arte. Es como si todo fuera bello. Para existir, la belleza necesita que existan cosas no bellas. ¿No creen?