Es sabido que durante la época barroca era habitual que los compositores reciclaran sus obras: un tema que había sido utilizado en una ópera pasaba a un oratorio y podía terminar en un concerto grosso. Ha sucedido en todas las épocas desde que existe la música, pero más entonces, probablemente porque los autores estaban obligados a componer a destajo. Piensen en Bach y su obligación de escribir una pieza prácticamente cada semana mientras estuvo en Leipzig.
La obra que les propongo para este fin de semana es un ejemplo de lo dicho: se trata del aria Lascia la spina, que pertenece al oratorio Il trionfo del tempo e del disinganno, escrito en 1707 por Haendel. Este oratorio tuvo dos versiones más: la última de ellas se estrenó medio siglo más tarde y con el libreto en inglés. No acaba aquí la historia, porque el aria en concreto fue incluida en 1711 en la ópera Rinaldo, con el título Lascia ch’io pianga. Ya ven cómo Haendel se copiaba a sí mismo con entera tranquilidad. Nada que reprochar cuando se sabe de tantos que copian a otros sin que se les altere el gesto.
Les dejo una versión de lujo: la de Cecilia Bartoli. El vídeo recoge una actuación de la mezzo italiana en 1998 en el Teatro Olímpico de Vicenza, un escenario excepcional.
Disfruten.