>

Blogs

César Coca

Divergencias

Naturalmente

He estado cinco días entre Fráncfort y Heidelberg y me ha gustado lo
que he visto, culturalmente hablando, se entiende. Vaya por delante que
un turista, como era mi caso, tiende a comérselo o todo o a criticar
todo, y, si bien yo me suelo inclinar hacia la primera opción, ello no
impide que por debajo del entusiasmo haya cosas interesantes. Por
ejemplo, fui al museo Städel de la primera ciudad, sobre las seis de la tarde. Vi gente de traje y en vaqueros que parecía haber salido de trabajar y, antes de ir casa, se estaba dando una vuelta sin darle mayor importancia al asunto. Había
una exposición sobre el tema de los jardines a lo largo de la historia
del arte, y en vez de obligarte a esa prótesis auricular que impera en
el Guggenheim, te daban un librito donde estaban las breves e
ilustrativas explicaciones de cada uno de los cuadros. Confieso que yo apenas lo miré. Pero la gente sí lo hacía,
sin poner cara de interesante. En fin, me pareció que la gente estaba
allí porque le daba la gana, sin pretensiones, como parte de una
costumbre gracias a la cual se lo pasaban bien durante una hora.
También estuve en un par de librerías (en realidad, en bastantes más),
y vi que no había esas falsas opciones por aquí gustan tanto: había una
buena sección de filosofía y otra enorme, al lado, de informática.
Había incluso una sección dedicada al derecho, y otra estupenda
dedicada a las biografías, al lado de la cafetería y de los baños. Vamos, que me parece a mí que otra vez vamos de listos.
Que creemos que el futuro es tirar por abajo hasta llegar a la basura.
En Fráncfort, ciudad en la que según dice el folleto turístico tienen
su sede más de 300 bancos, parece que no piensan así.

Temas