¿Qué quién es Randy Newman? Mi
último músico favorito. Incluso quienes no tengan ninguno de sus discos
han oído cientos de veces sus canciones. ¿Recuerdan el desnudo de
Kim Bassinger en Nueve semanas y media a ritmo de Joe Cocker? Claro,
esa canción es de Randy. El tema principal de Toy Story, -hay un amigo
en mí, etc…- También es suya. Si han visto ‘James y el melocotón
gigante’, la música también es de Newman – «Nueva York, donde las
insectas son sexis», canta el ciempiés-. Pero también, si por
casualidad asisten a un partido de los Los Angeles Lakers y el equipo
gana, el himno que se escuchará es «I Love L.A.» de Randy Newman.
Randy Newman es uno de esos compositores todoterreno, un pianista
intimista y un cachondo absoluto, con una voz que hace pensar en una
resaca que ha merecida la pena. El cinismo de sus letras es brutal.
Cuando no compone para películas es capaz de hacer canciones sobre la
homosexualidad como una enfermedad contagiosa para denunciar la
homofobia, o con un estribillo en contra de los negros para criticar el
racismo de los paletos norteamericanos. Es tan cínico que algunos de
sus canciones como «Follow the flag» -Sigamos la bandera- puede sonar
como un himno patriótico o como una denuncia del fanatismo
nacionalista. Sólo Newman lo sabe, lo que en ocasiones le ha generado
críticas de las mismas minorías a las que quiere apoyar. Un
incomprendido.
Una de las canciones que más me gusta de Newman es ‘Dixie Flyer’, en el
que se ríe de una familia judía que tiene que ir a vivir a Missouri con
unos parientes -también judíos- que quieren ser como los cowboys.
Newman es judío y quizás por eso tiene un humor tan personal. Es un
poco como Woody Allen, que no entiende el humor si no empieza por uno
mismo.
Por eso me encantaría que Newman, como cachondo judío, escribiera algo sobre una noticia que me supera, según la cual, la circuncisión ayuda a luchar contra el Sida. El doctor que ha dirigido la investigación se llama Kevin De Cock. Y no me lo estoy inventando.