Estuve el lunes en el concierto reivindicativo de la BOS. Uno de los veinte que a de forma simultánea tuvieron lugar en toda España para protestar por la subida del IVA cultural y los recortes que han puesto a muchas orquestas en grave peligro y que amenazan con reducir la calidad de la temporada a otras muchas. Había bastante gente. Por escuchar música y por apoyar la protesta. Así me lo comentó más de uno.
Antes del verano corría por Madrid el rumor de que el Gobierno aprobaría una rebaja del IVA cultural en septiembre, a la vista del desaguisado. También se decía que la medida no la aprobaría Wert porque ya no estaría en el Ministerio. Acaba septiembre y ni una cosa ni otra. Ya saben ustedes que una característica común a cualquier gobernante es que si los medios y la opinión pública dan por hecho un cese –en general, con motivo, porque se lo ha trabajado a pulso– será el último alto cargo al que se sustituya, porque se trata de dejar claro quién manda. Lo importante no es mejorar la gestión sino sentar el principio de autoridad. En fin.
Y cuanto al IVA, pues lo mismo. Quien quiera cultura, que se la pague como si fuera un artículo de lujo. A ver, estarán preguntándose en el Gobierno, quién ha dicho que la música, el teatro, la danza, la ópera, el cine, son artículos de primera necesidad. Lo es el fútbol, y por eso el presidente del Gobierno no se pierde ni un partido, y los palcos están llenos de políticos, se inaugure o no el campo.
No entiendo nada.
P.S. La consejera Cristina Uriarte decidió suprimir el bono cultura creado en tiempo de Blanca Urgell con la idea de sustituirlo por algo que fomente el consumo cultural todo el año y no solo en Navidad. No tengo motivos para no creerla, pero urge que presente su iniciativa.