Ha muerto sir Colin Davis y con él se va el último representante de una línea de directores británicos que ha abarcado un siglo y que comenzó con el tremendo sir Thomas Beecham. Ya sé que llego tarde y que se han escrito perfiles magníficos de Davis, así que no me detendré en su carrera ni su personalidad musical.
Pero sí quiero pararme en dos grabaciones. Y no son de Berlioz, Mozart ni Sibelius, que fueron, así a grandes rasgos, su especialidad. Reconozco de entrada que estas dos grabaciones son un asunto personal y con seguridad a mucha gente no le parecerán lo mejor de su discografía. O quizá sí.
La primera de ellas es una grabación de los conciertos Nos. 4 y 5 de Beethoven con Claudio Arrau al piano y la Staatskapelle de Dresde. Un registro de los ochenta, con un Arrau ya mayor, que presenta una versión otoñal, intensa, sabia, de un Beethoven esencial.
La segunda es el DVD que grabó junto a Joaquín Achúcarro y la London Symphony, con el segundo concierto de Brahms. Una delicia se mire como se mire. Dos veteranos en una de las cumbres de la literatura concertante.
Si quieren homenajear a Sir Colin Davis, escuchen sus grabaciones.