Vaya lío que se ha montado a propósito de la supuesta demencia senil de García Márquez. Como se sabe, su hermano Jaime explicó la pasada semana que el Nobel sufría esa enfermedad, que además tiene al parecer numerosos antecedentes en la familia. Dijo Jaime que los tratamientos que recibió para tratarle la leucemia que padeció hace ya más de una década han favorecido la aceleración de la enfermedad. Y añadió que no volverá a salir un nuevo libro de su pluma. Añadió un “ojalá me equivoque” de esos que cualquiera intuye que es un deseo que no se va a cumplir.
Ya hace unos meses, la actriz Tachia Quintanar, amante del escritor en sus años de pobreza y anonimato en París, confesó que había detectado grandes lagunas de memoria en las conversaciones telefónicas que mantienen de vez en cuando. Y Alfredo Bryce Echenique y Plinio Apulyeo Mendoza habían comentado algo similar en las últimas semanas.
Pues bien, ahora resulta que aparece Jaime Abello, director de la Fundación del Nuevo Periodismo Iberoamericano, y asegura que de demencia senil nada, y que lo que le pasa a García Márquez es que está mayor y olvidadizo.
Qué quieren que les diga. Me temo -y les aseguro que lo siento como el que más- que la realidad va más por lo primero que por lo segundo. Hay indicios que me parecen relevantes. Uno de ellos, quizá no el más importante pero sí significativo, es que no acudió al funeral de su amigo Carlos Fuentes, celebrado en México, donde él reside. Todos lo esperaban y no llegó. Y eso solo cabe atribuirlo a un grave problema de salud, porque de otra forma no se entiende su ausencia en la despedida al amigo con el que compartió tantos grandes momentos.
Desde luego, lo que me parece seguro es que no habrá libros nuevos. Lo digo en el sentido de que no escribirá más libros. Porque también estoy convencido de que hay textos inéditos que verán la luz en algún momento, tras su desaparición. Hay mucha leyenda urbana y no poca ‘mamada de gallo’ respecto de los textos en los que ha trabajado, pero parece que existen indicios razonables de que estaría listo o casi listo para la publicación un volumen con tres relatos de amor que integrarían algo parecido a una novela. Y probablemente esté listo también otro volumen de sus memorias. De hecho, cuando salió el primero, Vivir para contarla, se dijo que el plan contemplaba tres entregas y que una de ellas estaría dedicada a sus relaciones con los políticos de su tiempo. Un texto, se comentó entonces, que por el carácter de lo contado en sus páginas, no aparecerá hasta que Fidel Castro (a quien se supone gran protagonista del mismo) y el propio García Márquez hayan muerto.
En fin, de momento lo que tenemos es un lío bastante extraño porque no es fácil entender cómo un hermano del escritor y el director que la fundación que él creó y aún preside, discrepen de esa forma sobre su estado de salud. Sin olvidar que el hermano también forma parte de la Fundación.