Mucho hablar de la necesidad de adaptar los horarios españoles a los europeos (no sé, pero tengo la impresión de que lo está sucediendo es que se están adaptando algunos horarios europeos a los españoles) y resulta que las cadenas de TV elaboran su programación pensando que la gente madruga cada vez menos. Me parecen ya lejanos los días en que el prime time empezaba justo al final de los telediarios. A las diez de la noche, incluso las diez menos cuarto, arrancaban los grandes programas de la pequeña pantalla. Grandes al menos en el sentido de que aspiraban a las mayores audiencias.
Repasen lo que ahora sucede. Raro es que uno de esos programas con vocación de público numeroso empiece antes de las diez y media. Y si se trata de una serie, con frecuencia dan dos episodios cada día, con lo que obligan a muchos espectadores a permanecer ante el televisor hasta las doce y media o más. Horarios muy europeos, efectivamente. Eso por no hablar del poco sentido que tiene fundir algunas series y programas de esa forma. Antena 3 se deshizo de mala manera de Dowton Abbey a base de dar dos episodios cada vez, y la Sexta ha hecho lo mismo con Crematorio. Dos buenas series, aunque hablamos de niveles diferentes. Downton Abbey es excelente desde cualquier punto de vista. Crematorio es de lo mejor… dentro del panorama español. Por supuesto, no son los únicos ejemplos de productos televisivos masacrados a horas poco adecuadas.
¿Qué sentido tiene arrancar con una película de dos horas (más la publicidad en las cadenas privadas) más allá de las diez y media de la noche si no es fin de semana? ¿Y malgastar la inversión en una serie cara haciendo que empiece a la hora a la que mucha gente que madruga se levanta del sofá para irse a la cama?
Por favor, el próximo que quiera lanzar algún tópico sobre los horarios laborales españoles y sus problemas, que vea la parrilla de TV antes de decir nada.