El jazz se presenta siempre como un género musical que se aleja de la música clásica entre otras cosas por la importancia que tiene la improvisación. En cambio, se argumenta, la clásica tiene una partitura escrita con todo detalle que deja un espacio muy estrecho para la interpretación. Conviene recordar que eso no siempre fue así, porque hasta comienzos del siglo XIX los músicos tenían una notable libertad para introducir pasajes propios en las obras que tocaban, pero es que además hay muchos intérpretes clásicos a quienes gusta improvisar. Al menos, en la soledad de sus estudios.
Los que se atreven a hacerlo en público son pocos. Y aún menos quienes lo hacen de forma habitual. La pianista venezolana Gabriela Montero está en ese grupo. Hay improvisaciones en casi todos sus discos, y es frecuente que termine sus recitales con piezas que elabora sobre la marcha a partir de temas célebres, clásicos o no. Montero, una mujer de gran simpatía y sinceridad -en una entrevista para Territorios me confesó que había aprendido mucho haciendo lo contrario de lo que le decían que había que hacer-, reconoce que disfruta tanto interpretando una sonata de Beethoven como una improvisación sobre un tema de esa misma sonata. Les dejo un vídeo con una de esas improvisaciones. Con un cotilleo: hay quien dice que Montero, conocida en algunos lugares como ‘La Divina del Piano’, se parece mucho a Mariah Carey. ¿Qué les parece?