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César Coca

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Ningún fin de semana sin música: Concierto para piano y orquesta Nº 2 de Glazunov

Algunas maldiciones persiguen a los artistas incluso aunque se basen en hechos falsos o al menos no comprobados. Una de las más famosas es la de que Glazunov fue culpable del fracaso de la Sinfonía Nº 1 de Rachmaninov. Glazunov, que también era director de orquesta, hizo una pésima interpretación de la obra. El compositor se quejó amargamente de que su colega no había entendido la pieza y la había dirigido de esa forma, incluso con cortes en la partitura. Hasta ahí, lo que es cierto sin ninguna duda. Ahora entra en juego la leyenda. Y esta dice que Glazunov se presentó al concierto con algunas copas de más y eso explica la catástrofe. Sea como fuere, todo derivó en una depresión de Rachmaninov, que debió pedir ayuda profesional, y de la que salió con la composición de su Concierto para piano y orquesta Nº 2, una pieza cuya celebridad no ha decaído ni un solo día en el siglo bien largo que lleva en cartel.

Pero vamos con Glazunov. Estamos ante el último representante de la escuela nacionalista rusa. Un músico en cuyo lenguaje es fácil encontrar huellas de Chaikovski y, en el caso de la obra que hoy les propongo, también de Brahms. Se trata del Concierto para piano y orquesta Nº 2, terminado apenas unos meses antes del triunfo de la Revolución. Por cierto, que Glazunov fue distinguido por las nuevas autoridades del Kremlin tras Octubre de 1917 pero en 1928, mientras estaba en Viena con una delegación artística de su país, decidió quedarse en Occidente y no regresó a casa. Para entonces, su lenguaje estaba ya pasado de moda y como compositor interesaba más bien poco, frente a otros paisanos como Stravinski o Prokofiev.

Este concierto es una obra interesante, con bellas melodías y momentos de notable inspiración. Olvidemos lo tardío de la fecha de su composición (aunque el Concierto Nº 4 y la Rapsodia sobre un tema de Paganini, de Rachmaninov, son posteriores) y disfrutemos de la música.