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César Coca

Divergencias

Un libro cada semana: ‘Amores que matan’ de Elia Barceló

Después del episodio del falso accidente del viejo amante de Sofía, la nonagenaria dueña del palacete de Santa Rita, la tranquilidad parece haberse instalado en la casa y todos disfrutan de un verano plácido. Hasta que, al realizar una obra, aparece un falso tabique tras el que se ocultan unos cuadros de cuya existencia nadie sabía y el cadáver de un bebé muerto muchas décadas atrás.

Elia Barceló arranca así la segunda entrega de su serie sobre Santa Rita, la casa-residencia ubicada en la costa mediterránea, en un punto no del todo determinado de Alicante. Ahí está la dueña de la casa, su sobrina Greta, la imprescindible Candy, la inspectora Lola, el excomisario Robles y otros personajes que ya aparecían en el primer volumen. Desde entonces han pasado solo tres meses, así que no hay demasiadas cosas nuevas que añadir a la biografía de cada uno.

La tranquilidad de la casa se ve alterada con el descubrimiento, y se alterará aún más cuando llegue un especialista en pintura para catalogar y valorar los cuadros que han aparecido. Va acompañado por una ayudante que pronto sabremos que está unida a él por un vínculo de tipo diferente. Y está también una esposa, la del especialista, que no está muy contenta con la noticia de que su marido piensa abandonarla.

Hasta ahí, el motor de la novela. Barceló reivindica el Mediterráneo y a las mujeres, porque pronto sabremos que entre los cuadros hay varios pintados por una cuya fama quedó sepultada por razones equiparables a las de tantos otros casos. En el libro, la escritora altera las reglas de la novela negra:habrá un crimen en el tiempo actual, pero desde antes de que suceda sabemos quién es su autor intelectual y quién el material. De esa manera, la tensión de la novela se basa en si quien ha encargado el asesinato será descubierto.

‘Amores que matan’ cuenta una historia turbia en un mundo luminoso y sensual. Si en la primera entrega una serpiente entraba en el paraíso y amenazaba su existencia, aquí es el pasado el que pone la posibilidad de una tormenta.

(Publicado en elcorreo.com)