Una anciana se suicida y deja su casa, en un pueblo remoto, a sus cuatro nietas: una de ellas vivió allí un trauma y lo único que quiere es venderla y tratar de olvidarlo todo; su hermana, en cambio, ve posibilidades de explotarla para rutas naturales y seudoterapias; sus dos primas son una cardióloga que quiere entender por qué se quitó la vida la abuela y una periodista con trabajos precarios que concibe la idea de usar el inmueble como ‘consigna’ para un camello amigo suyo.
Las cuatro mujeres están en la treintena y su relación, lo mismo entre las hermanas que con sus primas, es difícil, tensa por momentos. Aixa de la Cruz ha diseñado unos personajes con dificultades para afrontar la vida, que se refugian en las drogas, legales e ilegales, para llegar a mañana, para olvidar las miserias que por distintas causas las rodean. Dicho de otra manera, son personajes que interesarían mucho a cualquier psiquiatra.
‘Las herederas’ es una novela intensa, dramática, con pocas concesiones, que bucea en el sentido de culpa y en la inadaptación, en la diferencia entre los sueños y la realidad. Y en la complejidad de las relaciones humanas. Relaciones que, sin embargo –ya lo decía la voz en off al final de Annie Hall–, necesitamos para seguir vivos.
Más allá de la magnífica escritura, de la que ya había dado pruebas sobradas antes, algo llama la atención en esta novela: la madurez de Aixa de la Cruz para enfrentarse a un relato así. No olvidemos que aunque es su sexta novela solo tiene 34 años.
(Publicado en elcorreo.com)