El más célebre compositor vivo de bandas sonoras es sin duda John Williams. Es también quien más candidaturas a los Oscar ha conseguido, superado solo por Walt Disney, y ha ganado la estatuilla dorada en cinco ocasiones. Quizá te sorprenda que en 22 años (entre El violinista en el tejado y La lista de Schindler) acumulara esos cinco premios y luego no haya vuelto a ganar ninguno. Pese a que ha seguido firmando partituras extraordinarias, habría que añadir. Pero da la impresión de que la Academia de Hollywood, a diferencia de lo que sucede en España, no es muy dada a repetir demasiado. Recordaré al respecto lo que dijo Meryl Streep cuando recogió el galardón por su interpretación en La Dama de Hierro: “Soy consciente de que será la última vez que me suba a este escenario”.
Aunque a lo largo de su centenar de bandas sonoras ha trabajado para muchos directores, su música está unida de forma indisoluble a la filmografía de Steven Spielberg. Esta partitura ilustra una de las películas del director estadounidense quizá menos recordadas. Aquí está su estilo inconfundible, con esa influencia que viene de Korngold y llega hasta Herrmann. Por cierto, la película está basada en una novela de J. G. Ballard. Disfruten.