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César Coca

Divergencias

Un libro cada semana: ‘Asesinato en el Jardín Botánico’ de J. M. Guelbenzu

Anunció que escribiría diez entregas y ni una más y no parece dispuesto a saltarse su propio límite. José María Guelbenzu ha puesto el punto final a la carrera de Marina de Marco como juez instructor. Al menos, a su carrera literaria. Aquella atractiva mujer que dio sus primeros pasos en el juzgado en una pequeña plaza de Cantabria ha pasado por varios destinos, todos en el norte de España, hasta recalar en Madrid, de donde salió.

Este último caso es tan peculiar como los anteriores. La secretaria de una modesta asociación de amantes de los jardines, funcionaria en su faceta profesional, aparece muerta junto a una gran palma en el Jardín Botánico de Madrid, al lado mismo del Museo del Prado. En sus manos, un ramito de acónito, una planta venenosa, y cerca una pequeña botella de licor. El cadáver es hallado una vez que el Jardín está cerrado y la primera impresión de algunos, que dura muy poco tiempo, es que puede tratarse de un suicidio.

Pero he aquí que, un año antes, otra socia del mismo grupo había muerto también envenenada con acónito. Aquel caso se cerró como suicidio, y ahora Mariana de Marco empieza a pensar que es demasiada casualidad que dos personas de un grupo reducido mueran de la misma manera.

Como en las últimas entregas, la juez cuenta con un investigador paralelo: Javier, el novio con el que ha hallado una estabilidad emocional que le faltaba en las primeras entregas. Aunque ahora más parece que compiten que no que cooperan.

Y enseguida sabremos que la inocente actividad de la sociedad, la jardinería, oculta envidias, recelos y competencia por los cargos. Así como relaciones pasionales cruzadas que todos tratan de mantener ocultas.

Ese el contexto de esta última entrega de la juez Marina de Marco. Han pasado 21 años desde la primera.

 

(Publicado en elcorreo.com)