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César Coca

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Ningún fin de semana sin música: Concierto para piano, violín y cuarteto de cuerda de Chausson

Algunos compositores han tenido que cargar con un curioso sambenito: el de ser ricos. Ricos no por su trabajo musical, sino por negocios al margen del mismo o por herencia. Eso ha supuesto en muchos casos que otros compositores digamos ‘profesionales’ no les hicieran mucho caso. En el barroco italiano hay algunos buenos ejemplos. En el siglo XIX destaca seguramente la figura de Ernest Chausson, hijo de una familia pudiente, que tuvo la mejor educación y fue introducido en los ambientes culturales más exquisitos de París. Fue allí donde conoció a los compositores, escritores y pintores más importantes del momento y trabó amistad con muchos de ellos.

Aunque su formación musical no era muy refinada, fue mejorando su técnica con el paso del tiempo y se permitió, seguramente porque no estaba obligado a que sus obras gustaran, ciertas audacias. La sombra de Cesar Franck y la admiración por Wagner están presentes en su obra. Quizá, si hubiese vivido veinte o treinta años más, habría terminado por ser un impresionista en la estela de Debussy y más tarde de Ravel, pero un estúpido accidente truncó su carrera. Ocurrió que Chausson regresaba a su casa en el campo en su bicicleta cuando perdió el control de la misma y se estrelló contra la puerta de la finca, lo que le ocasionó gravísimas heridas que le causaron la muerte. Tenía solo 44 años.

Su obra más conocida es seguramente Poème, pero mi propuesta para este fin de semana es otra: el Concierto para piano, violín y cuarteto de cuerda. Una partitura inspirada y elegante. Disfruten.