En las primeras páginas del libro se plantea el viejo debate de la diferencia entre un viajero y un turista. El mismo que los protagonistas de El cielo protector (la novela y la película) sostienen en su primer diálogo, cuando llegan a Marruecos procedentes de EE UU. Y el mismo que está presente en tantos textos de trotamundos.
Álvaro Machín, periodista de El Diario Montañés, ha recopilado en este libro sus viajes, realizados, lo dice él mismo, más como un turista, pero desde luego como un turista singular. A través de sus páginas es posible seguir su peripecia en China y Mongolia, el viaje en un tramo del Transiberiano (qué personajes se encuentra), su paso por México y la asistencia a un combate de lucha, la estancia en Sudáfrica durante el Mundial de Fútbol (fruto casi de un reto entre amigos), el paso por Budapest y sus famosos baños, o por los templos del Sudeste Asiático. Y unos cuantos más.
Machín narra los viajes, las gentes, los ambientes, los silencios y el caos, las comidas y los cafés, los descubrimientos y alguna decepción. Todo ello lo hace con una mirada curiosa y desprejuiciada. Lo mismo si está en una gran capital europea que en una pequeña ciudad asiática. Aplica en definitiva la vieja receta de los periodistas clásicos del género: la curiosidad, el rechazo del tópico, la narración directa, el recuerdo y el dato. Ahí están esos cuadernos en los que apunta muchas cosas y que han sido esenciales a la hora de reconstruir viajes hechos a lo largo de un puñado de años. Leer su libro es de alguna manera viajar a todos esos lugares.
(Publicado en elcorreo.com)