Todo comenzó con un crimen en La Fenice, el mítico teatro lírico veneciano. El comisario Brunetti es desde entonces un personaje muy querido por los amantes de las novelas policiales. Brunetti fue creado por Donna Leon, la escritora estadounidense que durante muchos años vivió en la capital de la Serenísima República pero que, harta de la invasión de turistas que cada día asolaba la ciudad, se retiró a un pequeño pueblo de Suiza con tantas vacas como habitantes.
Esclavos del deseo es la entrega número 30 de la serie de Brunetti. Y mantiene las constantes que su autora ha ido desarrollando: su preocupación por el medio ambiente y la corrupción, la figura de un policía clásico algo alejado de las nuevas tecnologías pero acompañado por otras personas que le sacan las castañas del fuego en ese aspecto, un retrato descarnado de una ciudad con la que millones de personas sueñan visitar algún día.
La novela empieza cuando dos jóvenes turistas extranjeras aparecen heridas en la puerta de un hospital. La investigación lleva a Brunetti a descubrir una red de tráfico ilegal de personas, un tema que ya había aparecido en una de las primeras entregas de la serie. Lo que ha cambiado, como dice la autora, es la raza de las víctimas y las características de quienes las someten.
(Publicado en elcorreo.com)