La red de protección es la primera obra que un ya anciano Andrea Camilleri no escribió directamente, sino que dictó. Su vista era entonces muy mala, pero a los 91 años el veterano novelista y guionista aún tenía ganas y humor para desarrollar nuevas aventuras de su personaje más célebre, el comisario Montalbano.
¿Se nota que la novela está dictada? Estrictamente, si nos atenemos al estilo y el desarrollo argumental, no. Quizá se nota en otras cosas, como que la trama es muy ligera, no hay crimen ni caso complejo que resolver. Y hay varias referencias a la ya próxima jubilación del comisario.
El punto de partida es que Vigàta vive en la conmoción porque un equipo sueco-italiano se ha instalado allí para rodar una serie de TV. Los intérpretes, sobre todo las actrices escandinavas, tienen revuelto al personal, y eso incluye a uno de los colaboradores de Montalbano, que parece interesado en reforzar la amistad entre los dos países. El comisario desea salir corriendo del pueblo y no regresar hasta que vuelva la paz, pero no puede hacerlo. Y debe afrontar dos asuntos que parecen menores: un par de individuos enmascarados han entrado armados en la escuela local causando el pánico, aunque no ha habido víctimas. Y un vecino del pueblo le lleva unas películas de su padre rodadas a lo largo de varios años que parecen contener algún misterio puesto que en ellas se ve solo una cosa: una pared.
El comisario trata de averiguar que se esconde detrás de ambos hechos mientras debe apagar algunos fuegos relacionados con la filmación, los celos y la envidia.
(Publicado en elcorreo.com)