Thomas Wolfe (no confundir con Tom Wolfe) es uno de los grandes escritores estadounidenses de la primera parte del siglo XX. Murió a los 37 años a consecuencia de una neumonía. Solo había publicado dos novelas y algunos cuentos. Tras su desaparición se publicaron otras dos novelas, relatos y algún texto destinado al teatro. Y además un libro muy corto pero de gran interés: Historia de una novela.
Aquí lo que cuenta Wolfe es lo que sucedió tras haber conseguido editor para su primera novela: El ángel que nos mira. El volumen apareció en los mismos días en que el mundo contemplaba con perplejidad cómo la Bolsa de Nueva York se hundía y arrastraba con ella haciendas y sueños. Algunas críticas fueron muy elogiosas pero Wolfe tuvo problemas en Asheville (su ciudad natal, en Carolina del Norte), pues el relato tenía no poco de autobiográfico y aunque nombres y lugares estaban modificados todos creyeron saber de quiénes hablaba y hasta dieron por real lo que no era sino ficción.
A partir de ahí, el autor se enfrenta al reto de la segunda novela que tantos le reclaman. Y que para él significa subir una montaña más alta que la primera. Porque no solo se enfrentó a la dificultad de la síntesis (la primera versión de Del tiempo y el río era más o menos como dos veces Guerra y paz) sino también a lo que parecía verdadera imposibilidad de poner punto final.
Historia de una novela es el relato de todo ese proceso, del rechazo que suscitó en su pueblo el primer libro (prácticamente fue un desterrado por ello) y del papel del editor a la hora de aconsejar y disciplinar al escritor. Pocas veces el desafío de poner en pie una historia se ha explicado tan bien.
(Publicado en elcorreo.com)