La música soviética está representada sobre todo por tres grandes compositores que tuvieron sus más y sus menos con el régimen, pese a la militancia comunista de alguno de ellos. Hablo de Shostakovich (comunista desde su juventud), Prokofiev y Khachaturian. Pero junto a ellos hubo otros muchos músicos no tan brillantes, que crearon obras interesantes. Algunos estuvieron más o menos lejos del régimen (nunca críticos, eso sencillamente era imposible salvo que se fueran al extranjero) y otros convivieron con él en armonía razonable. Hubo incluso quien hizo de la supervivencia un estilo de vida. Ya hemos hablado aquí de Khrennikov, y no creo que haya otro igual.

Lo de Dmitri Kabalevski fue diferente. Abrazó sin problemas los postulados del partido, acomodó su estilo de composición a una línea tradicional, mezclando elementos de folclore con un tradicionalismo muy del gusto del Kremlin, y volcándose en la pedagogía y los jóvenes. Pero con todo fue capaz de alumbrar un conjunto de obras interesantes, poco conocidas por aquí porque apenas se programan en las temporadas de las orquestas y los discos con obras suyas no son fáciles de encontrar.

Una de esas piezas es el Concierto para violín y orquesta op. 48, estrenado en 1948. Es mi propuesta para este fin de semana. Disfruten.