Si hubiera que elegir la compositora más importante de nuestro tiempo, creo que no lo tendríamos demasiado difícil. Pocas hay que tengan un catálogo tan impresionante como el de Gubaidúlina. Esta compositora rusa de origen tártaro, residente en Alemania desde hace casi tres décadas y que ya ha cumplido los 89 años, es una figura indiscutible. Su lenguaje, además, es más asequible que el de las vanguardias más adelantadas, lo que ha dado a su obra una popularidad (que debe medirse en los términos adecuados a la música contemporánea) que no tiene la de otros colegas.
En su catálogo hay un volumen ciertamente elevado de obras de signo religioso, a veces incluso litúrgico, algo poco frecuente en nuestro tiempo. Su uso de coros ortodoxos en unas cuantas partituras y una orquestación que es heredera de la tradición de su país pero al tiempo tiene un tinte que podríamos llamar minimalista le da un estilo muy particular y distinguible. Todavía no es muy conocida entre nosotros, pero debería serlo. Les dejo una de sus obras más célebres: The light of the end. Disfruten.