Hummel fue un músico muy relevante en su tiempo: alumno de Mozart y Haydn, amigo y rival de Beethoven, músico de corte de la casa Ezterhazy, compositor de éxito en todos los géneros… Sin embargo, hoy apenas si se interpreta su Concierto para trompeta y en las buenas tiendas de discos (aún quedan algunas) es posible encontrar algunas obras para piano y orquesta y piezas de cámara. Eso es todo.

Estamos, sin embargo, ante un compositor cuyo lenguaje entra de lleno en el clasicismo y que tiene obras realmente inspiradas. Lo que sucede es que el catálogo de compositores clásicos en tan grande, y la  globalización nos da acceso a muchos que antes nos quedaban muy lejanos, así que estamos saturados. No tenemos tiempo ni conocimiento para llegar a todos los interesantes. A veces descubrimos una obra o un compositor por casualidad, nos gusta y eso nos hace felices.

Ya he traído a Hummel en otras ocasiones a este blog, con su concierto para trompeta y algunos de los conciertos para piano. Esta vez traigo el tercer movimiento de su Concierto para mandolina, en una versión para este instrumento y el piano, que asume así la voz de la orquesta. La mandolina es un instrumento poco usado en la clásica desde el barroco, y da a las obras un curioso tono popular. Sucede en esta pieza, quizá no una obra maestra pero sí interesante y disfrutable.