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César Coca

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Ningún fin de semana sin música: Concierto para violín y orquesta Nº 1 de Wieniawski

El siglo XIX es la época dorada de los pianistas. Los constructores habían logrado instrumentos con grandes posibilidades, que se convierten en muy poco tiempo en dominadores de los escenarios. El violín, que había reinado en la música barroca, pierde algo de peso como solista. Pero con todo se siguen escribiendo piezas hermosísimas y un puñado de conciertos verdaderamente destacables.

El nombre de Wieniawski no es demasiado conocido fuera de Polonia. Por aquí se programa muy poco en nuestras salas y apenas nada en temporada sinfónica. Su obra más conocida entre nosotros es su Concierto para violín y orquesta Nº 2,  que dedicó a Sarasate y que ya he traído a este blog.

Wieniawski es un compositor romántico típico: sus obras contienen melodías arrebatadas, ponen a prueba el virtuosismo de los intérpretes y juegan con los contrastes para crear atmósferas apasionadas y tempestuosas. El primero de sus conciertos para violín muestra todo eso y es una pieza que bien merece una escucha atenta aunque no esté a la altura de, por ejemplo, el de Mendelssohn, que es apenas unos años anterior. Se lo dejo en la versión de Itzak Perlman, que son palabras mayores. Disfruten.