José María Guelbenzu es un escritor de amplio registro, en cuyo catálogo se combinan las novelas complejas y literariamente ambiciosas con una serie policial en la que ha creado un personaje espléndido (la juez Mariana de Marco). En los últimos tiempos ha sorprendido a sus lectores con relatos cargados de humor, un humor incluso gamberro. Algo de eso hay en esta novela, en la que comparece en primer plano María del Alma, uno de esos personajes con los que resulta muy difícil no simpatizar desde la primera página.
Corre el año 1982, y María del Alma, que tiene 40 y un hijo de 18, se instala en Madrid huyendo de un matrimonio fracasado y, sobre todo, muy aburrido. En la capital, de la mano de una amiga con dinero y costumbres liberales, buscará trabajo y buscará también a un hombre con quien compartir lo que ella espera que sea una etapa más interesante de su vida. Como María es una mujer atractiva –y todos sabrán enseguida que el suyo ha sido uno de los primeros divorcios– pronto la requerirán varones de toda condición: escritores, editores, empresarios de medio pelo, banqueros, donjuanes de la peor calaña, bibliófilos que buscan algo más que amor a los libros…
Ninguna de las relaciones termina con el sentido de la dignidad, la inocencia y el romanticismo de esta mujer que merecía una vida mejor. Como de pasada, Guelbenzu habla de las editoriales y los escritores, los empresarios y la corrupción, el cambio de costumbres en una España que ya se alejaba de la dictadura, el desmadre de los de siempre y las reticencias de los de siempre, también. Todo ello contado de una forma desinhibida, muy directa y muy empática con su personaje.
(Publicado en elcorreo.com)