Pues ya es Jueves Santo. En numerosas ocasiones he hablado en este blog de que me gustan las procesiones porque me parecen una combinación de enorme interés de varios elementos artísticos y antropológicos, más allá del significado religioso que cada uno quiera darle. Este año no habrá procesiones con esos pasos que recrean a la manera de escenas cinematográficas, concebidas en un momento en que el cine no era ni un sueño, una historia de enorme fuerza. Pero eso no significa que prescindamos de uno de los elementos cruciales de la Pasión desde el punto de vista cultural: la música.
De cara al año 2000, la Academia Bach convocó a cuatro compositores de otros tantos ámbitos culturales a escribir sendas pasiones. Los convocados fueron Sofia Gubaidulina, Wolfgang Rihm, Tan Dun y Osvaldo Golijov. Las cuatro son, obviamente, muy distintas porque beben de fuentes culturales alejadas. Hoy les propongo la del argentino Golijov. Que les va a sorprender. Solo les pido una cosa: escuchen con la mente abierta. Van a disfrutar. Seguro.