Una novela policial que aspire a tener éxito tiene que sumar en la proporción justa varios ingredientes: un policía o investigador atractivo, que sea inteligente, creativo y con una vida personal complicada; un asesino, al menos tan inteligente, con un punto de perversión y deseos de jugar al gato y al ratón; una trama complicada, que dé varios giros inesperados a lo largo de las páginas; un fondo social problemático; y una mecánica criminal que sea original o al menos distinta.Craven ha escrito una novela que además tiene los giros necesarios para evitar que el lector se acomode y dé por hecho lo sucedido. Una novela compleja en su desarrollo pero en la que el narrador guía con mano firme al lector para que no se pierda. Y además cuenta con un personaje secundario que tiene todos los ingredientes para hacerse querer: una joven cuya sagacidad y preparación técnica están a la misma altura de sus variados complejos. Muy altos.
(Publicado en elcorreo.com)