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César Coca

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Ningún fin de semana sin música: Sinfonía nº 1 de Brahms

Brahms estrenó su Sinfonía Nº 1 cuando tenía 43 años y era un compositor muy respetado. Además de un puñado de piezas de cámara y para piano solo, había publicado con anterioridad su Concierto para piano y orquesta Nº 1 y Un Réquiem alemán, por citar solo dos obras de gran magnitud con orquesta. Ese estreno tardío de su primera sinfonía, en la que llevaba alrededor de quince años trabajando, puede explicarse por una cierta inseguridad y un enorme perfeccionismo. De hecho, no envió la partitura a su editor hasta después de haber hecho varias funciones con la misma.

Es conocido que el director Hans von Bülow bautizó esta obra como la Décima Sinfonía de Beethoven porque a su juicio es la que mejor continúa la herencia del sordo de Bonn, mucho mejor que las de Schumann, Mendelssohn o Schubert (aunque este apenas si tuvo un año de vida para poder asumir ese peso enorme). La obra se abre con solemnidad y hay una tensión orquestal que ciertamente recuerda a Beethoven. Solo por situarnos, para ese año de 1876, cuando Brahms estrenó su Primera, Bruckner -que era nueve años mayor- ya había escrito siete sinfonías, incluidas las llamadas Cero y Doble Cero.

Les dejo el primer movimiento de esta obra (para mí, el mejor), en la versión de un director no muy conocido por aquí pero que en este repertorio me parece muy apreciable: Günter Wand. Disfruten