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César Coca

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Un libro cada semana: ‘Un domingo en el campo’ de Pierre Bost

Un domingo en el campo se publicó en 1945, pero la versión en castellano no llegó a las librerías hasta hace menos de dos años. Pierre Bost, su autor, fue novelista y guionista de algunas de las mejores películas del cine francés de la postguerra, como Juegos prohibidos. Lo que cuenta en esta ‘nouvelle’ (llevada al cine por Bertrand Tavernier en 1984) es la historia de un día. Un domingo en el que como casi cada semana el anciano pintor que protagoniza el relato recibe la visita de su hijo, la esposa y los tres hijos de ambos. También irrumpe en escena, ya por la tarde, la hija del pintor, que hace tres meses que no ve a su padre.

La novela es un juego de diálogos en los que se dice menos de lo que se calla, y en los que a través de mil sutilezas se va desvelando la relación entre todos ellos. Hablan sobre el arte (el protagonista es un buen pintor pero alejado de la genialidad de otros) y la moda, la libertad y el respeto, el paso del tiempo y la eterna duda entre seguir una vida convencional o saltarse las normas y pagar por ello.

Hay una escena clave para entender al protagonista: es cuando dice que desde la casa que ahora ocupa –se ha trasladado desde París a un pueblo de la periferia– hasta la estación de tren hay ocho minutos de camino. Eso era antes, porque ya camina más lento y eso hace que llegue siempre tarde a la estación. Pero en vez de asumirlo, asegura que han adelantado la llegada de los trenes. Es una metáfora sobre el paso del tiempo y sus devastadores efectos, que marca una novela en la que estrictamente no pasa nada, pero que es un soberbio retrato de familia construido sobre diálogos aparentemente banales y gestos cotidianos.

(Publicado en elcorreo.com)