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César Coca

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Un libro cada semana: ‘La edad de la inocencia’ de Edith Wharton

La edad de la inocencia fue publicada hace casi un siglo, en 1920, y ganó el premio Pulitzer del año siguiente. Para entonces, su autora, Edith Wharton, vivía en París y tenía una merecida fama no solo por sus novelas y relatos sino también por su dominio de la decoración, sobre lo que había escrito varios libros.

Las novelas de Wharton tienen muy poca acción y eso mismo sucede en La edad de la inocencia. La clave está en su minuciosa descripción de las escenas en todos sus detalles –ropa de los personajes, paisaje o mobiliario– y en su capacidad para atrapar gestos, miradas e inflexiones de voz que denotan pasiones contenidas.

Y eso es lo que encontramos en esta novela. Pasión contenida, refrenada para no desbordar unas normas sociales rígidas que mantienen el orden doméstico y afectivo al precio de prohibir la aventura y el éxtasis. Newland Archer es un joven de la alta sociedad neoyorquina que está a punto de anunciar su boda con May, hija de una de las familias más prósperas de la ciudad y educada para ser una esposa ejemplar. Pero aparece en escena una prima de May, Ellen –conocida como la condesa Olenska–, que regresa de Europa tras un desastroso matrimonio. Archer, que conoce a ambas desde la niñez, se enamora de la prima de su futura esposa. El dilema está servido: seguir su camino y formar una familia estable y convencional o arriesgarse a perder su casa y su fortuna para vivir una pasión intensa.

Wharton escribe una novela espléndida, sutil, en la que cada escena es un prodigio descriptivo y en la que penetra en el alma de sus personajes y los desnuda ante el lector. Y consigue que May, Ellen y Newland sean tan humanos que es imposible no identificarse con ellos, sus dudas y su angustia. De fondo, pero con una importancia no desdeñable, un paisaje en el que se observa el crecimiento de Nueva York, los nuevos gustos artísticos, la llegada de una generación nueva de hombres de negocios que pocos escrúpulos y otros elementos de un mundo que entrará definitivamente en crisis al llegar la Primera Guerra Mundial.

La novela ha tenido tres versiones cinematográficas. Una destaca entre todas ellas: la que filmó en 1993 Martin Scorsese.

 

(Publicado en elcorreo.com)