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César Coca

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Ningún fin de semana sin música: ‘Sonata del Diablo’ de Tartini

Con la vida de Giuseppe Tartini se podría escribir una novela de acción. De acción y amor, porque en su biografía hay un matrimonio secreto, una persecución a causa del mismo con acusación de secuestro, una ocultación en un convento durante un par de años, una reaparición pública, viajes sin cuento… Y estamos hablando de la parte central del siglo XVIII, cuando los viajes eran más lentos y casi tan incómodos como ahora si se saca billete en una compañía aérea de bajo coste. Tartini es un representante de un barroco final, una música muy elaborada y expresiva, que está a punto de dar el salto al clasicismo. Ser unos años más joven que Bach, Vivaldi, Albinoni y los hermanos Marcello le permitió conocer los avances técnicos y compositivos que todos ellos habían logrado.

Desde el punto de la vista de la trascendencia de su música a Tartini le debemos una técnica nueva en el manejo del arco del violín (se dice que él fue el primer propietario célebre de un ‘stradivarius’) y el descubrimiento de lo que se ha llamado ‘sonido de Tartini’ que básicamente es el descubrimiento de que si dos notas se tocan simultáneamente y se mantienen en el tiempo se crea el efecto de que suena una tercera. Su obra más conocida es esta Sonata del Diablo, también conocida como Trino del Diablo, que tiene su leyenda porque su autor aseguraba que el propio Lucifer se le había aparecido. Ya sé que ustedes no creen en eso (tampoco yo, claro). Así que nos conformaremos, que no es poco, con escuchar esta obra bella y técnicamente muy difícil en la versión de una juvenil Anne-Sophie Mutter. Disfruten.

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