Isabel Coixet le hizo un gran favor a la obra de Penelope Fitzgerald. Hasta el estreno de La librería, el número de lectores de la novela del mismo título de la autora británica era muy modesto. A partir de la película, aunque siga sin ser un ‘best seller’, se ha convertido en una novela apreciada y comentada, que además ha tenido la virtualidad de poder sacar a la luz otras de su autora. Voces humanas es una de ellas.
Estamos ante una novela coral que tiene casi un único escenario: la sede de la BBC en el momento en que Londres sufre bombardeos muy continuos por parte de la aviación alemana y se teme que de un momento a otro se produzca una invasión por tierra. En ese inmueble viven, literalmente (la sala de conciertos está reutilizada como gran dormitorio y hay un servicio de comidas) periodistas y técnicos encargados de mantener la emisión pase lo que pase. Unos se dedican a grabar testimonios, otros hacen programas destinados a las minorías de extranjeros exiliados por el conflicto, otros manejan los archivos.
Con un tono intimista, la novela describe la vida de todos ellos. Algo que la autora conocía bien porque ella misma estuvo allí en esa etapa crucial de la guerra. Hay amores y desamores, recelos y envidias profesionales, ilusiones y afán de supervivencia. Drama y humor. Porque, incluso en las situaciones más difíciles, una broma, una salida ingeniosa, alivian y contribuyen a dar un respiro. Como esta novela.
(Publicado en elcorreo.com)