Ya está aquí la Navidad. Así que lo que corresponde para este jueves es una música que de alguna manera evoque este tiempo. Otros años les he propuesto obras de carácter religioso vinculadas a la celebración litúrgica, o villancicos. Esta vez traigo a este espacio una obra que, en principio, no tiene relación alguna con la Navidad pero que ha terminado por asociarse a la misma, igual que sucede con el ballet Cascanueces de Chaikovski, que transcurre en la víspera de esa fiesta pero carece de toda connotación religiosa.

Se trata de la Danza alemana Nº 3 de Mozart. Como saben, al de Salzburgo le encantaban la fiesta y el baile. Por eso escribió un puñado de danzas de todo tipo. Probablemente la colección más célebre es esta de las Danzas alemanas, que se compone de tres piezas. La tercera juega con unos cascabeles de manera que sugiere el invierno (y de ahí la relación con la Navidad) al imitar el sonido de un trineo. A partir de ahí, la asociación es sencilla. En realidad, da igual. Es una de esas piezas de Mozart que maravillan por su sencillez y demuestran su casi inverosímil dominio de la escritura musical. Todo el encanto del Mozart más ligero y juguetón está aquí. Disfruten. Y feliz Navidad.