Quizá a ustedes el nombre de Ernesto Lecuona no les diga nada, pero han escuchado su música. Seguro. Al menos dos de sus canciones: Siboney y Malagueña. Lecuona, descendiente de canarios, nació en Cuba y está considerado uno de los compositores más importantes de aquel país. Fue un niño prodigio, compuso numerosas zarzuelas (incluida María la O) y sus canciones han sido grabadas por tenores como Alfredo Kraus y Plácido Domingo.
En el ámbito más clásico, Lecuona compuso numerosas piezas para piano y una ópera. Su música toma elementos de la mejor tradición europea, no en vano fue alumno de Joaquín Nin y Maurice Ravel, y le añade una marcada influencia de ritmos y melodías de Caribe. El resultado es enormemente atractivo aunque sus obras sean, desgraciadamente, poco interpretadas con algunas mínimas excepciones. Les dejo una muestra de su música, este Vals de las Sombras, que tiene un sabor a ron y café, a música interpretada de madrugada, cuando la fiesta se acaba y las parejas del bar salen a la calle. Imaginen La Habana de noche, un paseo por la calle Obispo mientras suena de fondo este vals. Disfruten.