Ustedes ya saben a estas alturas de mi debilidad por la música rusa. Hoy les propongo una de las piezas más populares de la segunda mitad del siglo XIX en aquel país. Se trata de las Danzas Polovtsianas de El príncipe Igor de Borodin. Este compositor, que murió con 53 años, formó parte del llamado Grupo de los Cinco, que reivindicaban una cultura profundamente enraizada en las costumbres, el folclore y la idiosincrasia locales, frente al occidentalismo de otros como Chaikovski (de quien años después diría Stravinski: “Es el más ruso de todos nosotros”).
Borodin era químico, estudió Medicina, formó parte del Ejército y no recibió sus primeras clases de música propiamente dichas hasta la edad de 30 años. Dejó El príncipe Igor sin terminar porque aparcaba la obra a medida que se le ocurrían nuevas partituras, y la tarea de completarla quedó a cargo de Rimski-Korsakov y Glazunov. La música de Borodin tiene un punto de rudeza y carece del dominio técnico que mostraba Chaikovski o de la pasión atormentada y arrasadora de Mussorgski, por poner dos ejemplos. Pero suena muy auténtica, en el sentido de que tiene una gran personalidad. Les dejo estas Danzas, que suelen interpretarse de manera autónoma, como pieza de concierto, lo mismo en su versión con coro que puramente instrumental. Disfruten.