La publicación de una versión revisada por el autor y con prólogo de Jon Kortazar de Cien metros de Ramón Saizarbitoria es una ocasión excelente para leer o releer este libro que, como dice Jon Juaristi y subraya Kortazar, fue en su momento muy mal leído.
La historia que cuenta Cien metros es conocida: un joven militante de una organización revolucionaria, que en ningún momento se cita, es abatido a tiros por la Policía tras una persecución por la plaza de la Constitución de San Sebastián. A lo largo de las 80 páginas de la novela, el joven protagonista realiza ese breve recorrido. Pero el relato va y viene de sus recuerdos de infancia y juventud al presente, se intercalan textos de la versión oficial de lo sucedido, comentarios de la gente de la calle cuando se entera de la muerte, interrogatorios policiales a un testigo y hasta una descripción de la ciudad, tomada de lo que parece una guía turística.
La novela fue escrita en 1972, en la etapa final del franquismo por tanto, y publicada –la edición fue secuestrada– cuatro años más tarde. Quizá en ese contexto puede entenderse que algunos la leyeran como si fuera un elogio del protagonista, al que no cuesta mucho identificar como militante de ETA. Cuarenta años después, un lector atento y sin prejuicios no haría nunca esa lectura.
Con independencia de las circunstancias políticas que condicionaron la recepción de la novela, estamos ante un texto que comparte el afán de experimentación propio de la literatura de esos años. Saizarbitoria juega con el tiempo, el enmarcar su relato en los pocos segundos que dura la carrera del protagonista cruzando la plaza. Algo parecido a lo que 16 años antes había hecho Alejo Carpentier en El acoso.
El escritor cubano narra ahí la espera de un revolucionario que ha traicionado a los suyos y se ha refugiado en un teatro justo cuando una orquesta empieza a tocar la Sinfonía Heroica de Beethoven. El protagonista sabe que cuando termine lo matarán. Carpentier escribió una novela muy breve que, idealmente, debería leerse en los 50 minutos escasos que dura esa obra. Saizarbitoria no puede hacer lo mismo con la suya: por breve que sea no puede leerse en los pocos segundos que dura la carrera, aunque en algunos párrafos acompasa la lectura al tiempo real.
Despojada de elementos extraliterarios, Cien metros se presenta como un texto fundamental de la literatura vasca del último medio siglo.
(Publicado en elcorreo.com)