Daniel Ruiz García publicó el pasado año Todo está bien, una sátira feroz sobre la corrupción política y su compañera inseparable, la delincuencia económica. Ahora da una vuelta de tuerca a la actualidad en La gran ola, la novela con la que ha ganado el premio Tusquets. Aquí el eje en torno al que gira el relato es ese neocapitalismo de resultados inmediatos, competencia entre compañeros y sueldos muy bajos aliviados por retribuciones complementarias por objetivos. Todo ello bajo la supervisión de un gurú del buen rollo y la motivación.
De nuevo estamos ante una novela coral. Por sus páginas pasan el viejo propietario de la firma (una empresa de detergentes); un jefe de división en sus peores horas; un comercial prescindible; un arribista que llega a la empresa procedente del paro y dispuesto a todo (y todo quiere decir todo); una ejecutiva que es familiar del propietario y que resuelve de una manera peculiar sus problemas; la ayudante de esta, una friki a la que todos llaman La Monja y que con su aspecto místico oculta su sueño de volar la empresa con todos sus trabajadores dentro… Dicho de otra manera, un universo laboral no demasiado distinto al que muchos lectores conocen.
Cada personaje tiene, además, un drama personal a sus espaldas: una esposa en plena batalla contra el cáncer, un divorcio nada amistoso, una madre desquiciada con la que compartir los pocos metros cuadrados de una vivienda… Son aspectos que matizan el tono despendolado que la novela adquiere en algunos de sus capítulos, dándole un tinte amargo que también tenía su libro anterior. Como toda comedia, por negra que sea, siempre debe haber episodios que conducen a la compasión. Porque la vida no es solo un contraste crudo entre blancos y negros.
(Publicado en elcorreo.com)