Muy probablemente, el próximo jueves la Academia sueca anuncie el Nobel de Literatura de este año. Y ya saben ustedes que la quiniela sobre el posible ganador es un clásico de este blog. Me pondré una medallita porque si miran ustedes el histórico de Divergencias verán que en no pocas ocasiones el ganador ha estado entre las opciones que he puesto por escrito.
¿Y en este 2016? Si nos atenemos a las apuestas de Ladbrokes, el gran favorito es, otra vez, Haruki Murakami. Nada nuevo. Ha encabezado las preferencias de los apostantes al menos en las tres últimas ediciones. Muy cerca están el poeta Adonis –que visitará Bilbao en apenas unos días– y otro eterno candidato, Philip Roth. Un poco más atrás está Ngugi Thiong’o, cuyo nombre también sonó mucho el año pasado. La sorpresa está justo a continuación, en una cotización importante pero no tan alta como la de los citados. Porque ahí están, empatados, Ismaíl Kadaré y… Javier Marías. El autor de Tu nombre mañana era ya un fijo en las apuestas de la casa británica, pero en lugares más modestos. Su aparición en una posición tan destacada llama mucho la atención. Por detrás de él están Juan Marsé, Juan Goytisolo, Eduardo Mendoza y Enrique Vila-Matas. Un cuarteto de escritores catalanes que publican en castellano.
¿La apuesta de Territorios? Si nos guiamos por la lógica, la Academia sueca no debería repetir un premio con cierta carga política, porque el del año pasado la tuvo. Eso eliminaría a Thiong’o. Murakami es un candidato muy popular pero hay especialistas que no están seguros de que sea un escritor del gusto de los académicos escandinavos. Roth parece condenado a ser ignorado por un galardón que tiene más que merecido…
No enredaré más y daré tres nombres: Roth, pese a lo que acabo de escribir. Sería una injusticia de primer orden si muere sin recibirlo. Adonis, porque cubre dos aspectos en los que la Academia suele reparar: es poeta y escribe en una lengua poco premiada –solo lo ha ganado un autor en árabe, el egipcio Mahfud en 1988–. Y Kadaré, en parte por lo mismo.
¿Javier Marías? Me parece que es un candidato clarísimo. Y sospecho que lo ganará. Pero solo han pasado seis años desde el último Nobel a un escritor en castellano. En realidad, ese es su único hándicap.
La solución, muy pronto.