El caso de Lisa Hilton, que firma como L.S. Hilton, es una prueba más de las sorpresas que de vez en cuando surgen en el mundo editorial. Maestra es su primera novela y tuvo que atravesar un largo y penoso desierto antes de publicarla. Ahora, el libro es un éxito internacional, va a ser llevada al cine y la autora prepara ya dos más con el mismo personaje.
Judith Rashleigh, ese es el nombre de la protagonista de Maestra. Se trata de una joven graduada en Bellas Artes, que hizo un curso en Italia y al comienzo de la novela trabaja en un puesto de poca relevancia en una de las grandes casas de subastas de Londres. Es allí donde, gracias a su perspicacia y a un poco de ayuda, descubre una estafa. Su jefe, en vez de agradecérselo, la pone de patitas en la calle.
Así arranca lo que en principio parece una deriva del personaje, una huida hacia adelante, porque su única salida profesional es un bar de alterne donde conoce a un tipo rico y no muy exigente. Es el inicio de una serie de peripecias en las que se mezclan el mundo del arte, los coleccionistas, las finanzas, el lujo de la costa Azul, los multimillonarios de todas las nacionalidades y tan parecidos entre sí, los clubes de sexo sin límites y, quizá como consecuencia de ese mundo de ambición carente de moral, el crimen.
La protagonista, que narra en primera persona, es una mujer inteligente, bella y… asesina. Un personaje sin valores morales de ningún tipo, y sin embargo al lector no le cuesta ponerse de su parte. Se la ha comparado con el Ripley de Patricia Highsmith y seguramente es muy acertada la referencia.
La novela es rápida, intensa y eficaz en la narración. El mundo del arte y los negocios opacos está bien descrito. Las escenas de sexo son abundantes y explícitas. Ana Steele, la protagonista de 50 sombras de Grey no le duraría ni medio asalto –en ningún sentido– a Judith Rashleigh.
(Publicado en elcorreo.com)