Fernando Vallejo es un escritor de biografía singular (renunció a la ciudadanía colombiana por la mexicana, pero luego trató de recuperarla; fue un pianista excelente; ha dirigido películas y levanta oleadas de polémica allá donde va), que ha publicado un puñado de libros caracterizados por un lenguaje descarnado, la dureza en el tratamiento de los temas y su crítica durísima de la Iglesia y los sucesivos gobiernos de Bogotá.
En ¡Llegaron! se produce un importante cambio de registro. El título es el grito que daban en la casa de sus abuelos cuando veían aparecer en la última curva del camino el vehículo en el que llegaba la familia, que era un microcosmos completo: una veintena larga de hijos, tías, tíos y otros parientes. Vallejo recurre a una larga y desprejuiciada conversación con un vecino de asiento durante un vuelo entre México y Colombia para ir contando, con numerosas digresiones, la historia de esa familia tan numerosa que ni el narrador alcanza a conocer a todos sus miembros.
El relato, enloquecido por momentos, utiliza el humor como carburante para avanzar. La crítica mordaz y la sátira llegan a todos y a todo. No se salvan la Iglesia –por supuesto– ni el Papa Francisco, como tampoco se libran Octavio Paz, Jorge Luis Borges y García Márquez, Air France, Avianca y la lista completa de los presidentes colombianos, el feminismo lingüístico, la RAE, el rey Juan Carlos y hasta el mismo Dios. Desde la perspectiva del narrador a punto de entrar en la ancianidad, el relato de los años lejanos de la infancia y la juventud adquiere un tono dorado que siempre deviene en caricatura en cuanto irrumpe en la página la broma mordaz o el juego de palabras de efecto disolvente. Vallejo se transforma. Sus temas habituales –la homosexualidad, la violencia, la corrupción, la religión– se mantienen, pero tratados de otra manera.
(Publicado en elcorreo.com)